Mesas altas con taburetes, cubiertos y platos de madera, ambiente informal y platos pensados para compartir. No admiten reservas salvo para grupos grandes, pero vale la pena apuntarse para cenar, aunque sea a última hora.
Ya lo habíamos visitado, bastante tiempo atrás, cuando comenzaron con este formato trabajando el pescado bajo influencias asiáticas, y esta vez nos dejamos aconsejar, y mereció la pena totalmente.
Gilda de bonito, espectacular aliño, dejando que el pescado fuese el centro del plato.
Después usuzukuri de xurel, preciosa y
sencilla presentación, muy buen corte del pescado y como resultado una
sabrosísima elaboración para este producto autóctono.
El dim sum de cachucha (cabeza de cerdo) y gambas muy bueno, pero el mao shae de civet de liebre es genial, intenso, llena el paladar de sabor.
Después media de steak tartar, presentado dentro de un hueso cortado, muy bien sazonado, y magret de pato asado con chutney de pera, realmente rico, genial la combinación.
Ya estábamos bien, pero finalizamos con un postre de aguacate, piña, lima y coco, combinación muy buena, la crema de aguacate combinaba perfectamente con el resto de ingredientes.
Por 35€ por persona unos platos y un producto espectacular. Buen servicio y bonito local.