domingo, 6 de diciembre de 2009

Restaurante Filigrana (Hotel Quinta da auga)

En Vidán, a 2 km de Santiago y dentro de la urbanización de Brandía tenemos el restaurante Filigrana, propiedad del Hotel-Spa Quinta da Agua. Precioso entorno y bonita decoración con muebles de anticuario en las diferentes estancias. EL restaurante consta de dos salas, una para no fumadores, con cómodas butacas y espacio más que suficiente. La carta completa se puede descargar de la web del hotel. En este caso sólo haré un breve comentario de los platos que tomamos hoy.
De aperitivo nos pusieron un mejillón escabechado, sin exceso de vinagre, que se agradece. De primeros escogimos los grelos gratinados al san simón sobre cachelos, un plato sabroso y abundante, pero que no tiene complicación especial. El otro segundo fue la empanada de berberechos. Venían en las conchas, cosa que hacía tiempo que no veía. Abstenerse los que eviteis la cebolla, pues la zaragallada era casi exclusivamente cebolla, y la masa de la empanada no resultaba especial. Pasable.

En cuanto a los segundos, Isabel e Inma se decantaron por el arroz caldoso de rape y almejas de Carril. Sabroso, abundante y de correcta presentación. Buena elaboración. Ernesto y yo por el bacalao al horno con brona, acompañado de patata y pasas. Buen lomo de bacalao, bien desalado y correcta elaboración, aunque puedo decir que me gusta más el toque que le dan en un bonito sitio de la ribera de Porto, con el huevo batido mezclado con la broa.

En cuanto a los postres debo decir que sólo Ernesto y yo llegamos a ellos. Él escogió el coulant, plato que no falla, y que estaba delicioso, y yo el crujiente de queso, que venía acompañado por una salsa de frutos rojos. No me disgustó, aunque creo que mejoraría con menor cantidad de frutos secos, y picados más menudos.

El vino fue un Viñas del Vero Merlot, decantado sin que se lo solicitásemos.

Resumiendo, no podemos pedir grandes alardes, elaboraciones especiales, pero la comida está bien, a un precio ajustado, y raciones abundantes.

Restaurante Acio

El restaurante Acio comenzó siendo conocido por ocupar el lugar del Meia Pataca, y ahora es famoso en Santiago por sus éxitos en el concurso Santiago É-tapas. Su localización en la rúa Galeras (Galeras, 28, tfno: 981577003) lo hace accesible desde el casco antiguo andando. Sigue disponiendo de una amplia barra de entrada, manteniendo la del meson que había antes en el local, donde probar variadas tapas y vinos por copa bien escogidos. La sala es muy pequeña, apenas 6 mesas, con decoración sencilla y de corte moderno. Las vistas de la catedral desde el ventanal del fondo del local son muy interesantes.
La carta presenta una variedad de unos ocho entrantes, y cuatro pescados y cuatro carnes. En nuestro caso nos decicimos por un menú degustación de 35€ (bodega aparte) compuesto por aperitivo, 3 tapas, un pescado y una carne, a lo que se suman dos postres. El pan aceptable, sin especial empeño en destacar por él. De aperitivo nos sirvieron un ravioli de zamburiña con caviar, indicando claramente el tipo de cocina que Iago Castrillón hace. Las tapas-primeros fueron una sopa de ajoblanco tibio de castañas con membrillo, manzana y setas. Quizás con el día que hacía lo hubiera preferido caliente, tras un aperitivo frío, pero me pareció un ajoblanco con un toque muy especial, interesante. Después vino su versión de los callos de mar: algas, garbanzos, langostino aderezado con especias de callos. Bien logrados los sabores, un pelín duros los garbanzos para mi gusto, bien el contraste de sabores con setas y langostino. De tercera tapa tuvimos una tocineta de ibérico con crema de avellanas. Cada vez se ven más combinaciones de este estilo. Bien el punto de cocción de la tocineta, y realmente suave la crema, con su espuma. Un buen plato, pero para tomar en pequeñas cantidades.


El plato de pescado fue un lomo de salmonete sobre fideua de mejillones. Bien el punto del pescado, correctamente sazonado. La fideua de mejillones me decepcionó ligeramente, bajando quizás el nivel de los platos que habíamos disfrutado hasta entonces.
El plato de carne fue la presa ibérica con milhoja de patata a las tres mostazas. Sencilla elaboración pero muy acertada. Exquisita la carne y genial el acompañamiento de las mostazas. Normalmente estamos acostumbrados a acompañar la carne de cerdo con algo dulce, pero en este caso las mostazas conseguían ensalzarla más. Un acierto.

En cuanto a los tiempos en los platos puedo decir que estupendos. Todos los platos llegaron a la vez, nos preguntaron antes de comenzar si no podíamos tomar algo (lógico en un menú que no viene escrito) y llegaron perfectamente de temperatura a la mesa, con tiempo de espera casi nulo entre los entrantes, y muy breve entre entrantes y segundos platos.

El primer postre tenía tal cantidad de elaboraciones que no las puedo recordar todas: algo así como pudin de chocolate y café, helado de aguardiente, virutas de chocolate. Mejor os dejo la foto. Muy, muy bueno.

El segundo postre, no tan innovador y mucho menos elaborado, se llamaba "tarta de queso al revés". Presentado en un vaso de chupito con la crema de frambuesas, el queso y encima la base de galletas desmenuzadas.


Tomamos dos botellas de El Rincón (Marqués de Griñón) vino que personalmente me encanta. Bien el servicio del vino del primero, un fallo grande en el servicio de la segunda botella que no no dieron para probar. No entiendo el servicio de sala que presupone que si una botella está bien todas las demás tienen que salir buenas. Lo siento, pero en mi pequeña bodega a veces tengo sorpresas. Otro detalle que no me gusta es que no nos dejen la botella en la mesa, sino que nos sirvan, manías que tiene uno.

Finalmente un gin-tonic, escogiendo entre una gran variedad de ginebras, bien preparado, aunque lo traen totalmente preparado de la barra. Sinceramente, preferiría que lo preparasen en mesa. No es por nada, pero...