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Sorprende que un local tan pequeño, con sólo seis mesas, presente una carta tan variada, con 6-7 entrantes, varios pescados y 6-7 carnes. Además en estos momentos tenían lamprea como especialidad. Como no conocíamos la comida del local salvo por las indicaciones de mi hermano (gracias Rober!) nos fuimos sin pensarlo al menú degustación sorpresa, que se sirve a toda la mesa. De primero nos sirvieron la ensalada con queso de cabra aliñada con vinagreta de frutos secos. Buen plato para comenzar, aunque ya se ha hecho un clásico entre los restaurantes de cualquier ciudad. Buena presentación y muy sabroso el aliño. De segundo plato nos sirvieron los garbanzos con setas del país. Bien que lo agradecimos, ya que el día estaba frío y la calefacción del local consta de un pequeño radiador de aceite, con lo que entrar en calor con una ensalada no funcionaba. En su punto de cocción, sabroso, bien sazonado. Y muy caliente.
A los postres una combinación que me resultó deliciosa: sorbete de frutos rojos con sopa de maracuyá.
El café servido tibio, de cafetera de émbolo, acompañado de una teja de pomelo rosa, muy interesante.
En cuanto a la carta de vinos, sólo un ligero vistazo para comprobar algunas marcas interesantes, fuera de lo más habitual, pero me tuve que conformar con un 3/8, ya que Isa en su estado no lo toma. El precio del vino algo inflado respecto a otros restaurantes de la categoría.
A mejorar el pan (aunque en Vigo es difícil encontrar buen pan) precocinado, el aperitivo (aceitunas aliñadas) y por supuesto el café. Si es en una cafetería no me tomaría ese café que nos sirvieron.
El precio del menú es de 35€ por persona, bodega, pan y café aparte. Y el pan un robo para lo que es, 1,5e por persona. Ls precios de los platos adecuados a las raciones que se veían.
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