
El día 5 de marzo Antía nos dejó por primera vez desde su nacimiento salir a comer, aunque con ella. Se portó muy bien durante la comida, y casi ni abrió los ojos, así que ya le podemos hacer un regalito.
Fuimos al restaurante Acebo de Vilagarcía, que se encuentra en la urbanización O Rial, cerca del desvío para la praia das sinas. El local es muy acogedor, decorado en madera y vidrios rojos y verdes, de aspecto muy moderno y con mucha luz. Dispone de zona de no fumadores, lo que agradecemos en un restaurante, y un aparcamiento en la misma puerta.
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En cuanto a los segundos de la carta, aparecen entre ellos el cordero lechal al horno, bien en su versión de cuarto de lechal (nuestra decisión, por 33€) pierna de cordero o chuletillas.
También nos podemos encontrar chuletón y solomillo de buey, y variedad de pescados del día.
El plato de cordero viene en cazuela de barro, con lo que mantiene bien la temperatura, y acompañado de una ensalada mixta básica. Para nuestro gusto el punto de cocción del cordero resultó desigual, y además las aprtes más gruesas del mismo estaban faltas de aderezo, apenas les había llegado la sal. De todos modos dimos buena cuenta de él, aunque hay restaurantes en Galicia que lo elaboran mejor, sin tener que ir a castilla para degustarlo.
En cuanto a la atención y servicio fueron realmente buenos, así como los tiempos de servicio y las esperas entre platos practicamente inexistentes, lo cual agradecimos sinceramente, porque no sabíamos si antía nos dejaría disfrutar de toda la comida.
En referencia a los postres, había flan casero, tarta de queso al horno, arroz con leche, leche frita, piña con salsa de aguacate y tiramisú. Nos decidimos por los dos últimos, la piña y el tiramisú. De la piña debo decir que la elaboración resultó muy simple, bien cortada en la presentación, la salsa de aguacate le aportaba un toque especial, pero resultaría mejor con más cantidad de aguacate, y me gustaría probarlo con la piña ligeramente horneada. El tiramisú no se presenta en un recipiente apropiado, por ser muy estrecho, lo que hace difícil el acceder a las diferentes capas al mismo tiempo con la cuchara. Además el sabor se reduce practicamente a la mezcla de nata y mascarpone, no le añaden yemas de huevo, y el bizcocho parece diluido en un café flojo con pocas gotas de licor, resultando demasiado amargo el bizcocho y muy dulce el mascarpone. Realmente no lo recomiendo.
En resumen, puede ser un buen restaurante a sumar a la oferta de la zona, en donde los primeros brillan a gran altura, y la elaboracón de las carnes es interesante para el precio.
La carta de vinos presenta interesantes referencias de rioja, ribera y albariño, jalonadas por detalles de otras denominaciones que pueden resultar interesantes, a precios contenidos.
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