sábado, 17 de febrero de 2018

Yayo Daporta, una estrella merecida

Se ha convertido en un clásico en la cocina gallega, desde su apertura en 2005, y si siguen trabajando de esta manera espero que lo pueda mantener por muchos años. 

Preciosa la sala, con sólo 8 mesas y buen espacio entre ellas. Su peculiaridad de la bodega en la sala, para que el comensal pueda seleccionar directamente la botella, es un detalle a tener en cuenta en un restaurante pequeño.
En su web podemos encontrar las posibilidades de menú y menús de degustación que ofrecen, y en nuestro caso, dos adultos y dos niños de buen diente, escogimos el menú a la carta, con un primero, un segundo y un postre. Además ofrecen la combinación de vinos, decantándonos por los vinos de la zona.

De aperitivo nos ofrecieron su versión del cocido gallego, con un pequeño trampantojo interesante, muy buena elaboración.
En los primeros muy buen producto, puesto en valor en combinaciones acertadas y sin estridencias, estupendas combinaciones para degustar los pescados y mariscos y pescados de las rías galegas:
Vieiras a la gallega, navajas de la ría, choquitos en su tinta en forma de tallarines y sashimi de xarda. 
Sashimi de xarda
Vieira a la gallega




De segundo un cabrito asado con hummus de garbanzos, sabores delicados y que se compenetran muy bien, muy buena la ración y presentación de choquitos en su tinta, diferente elaboración como segundo y primero, delicioso el salmonete con caldo de gallo y muy bueno el xurel con piel falsa, un detalle espectacular y muy bien elaborado.
Xurel a la brasa
Choquitos en su tinta
Cabrito con hummus

Los postres son elaboraciones que vienen manteniendo en carta desde hace tiempo, como el imperial de chocolate o el cremoso con helado de chocolate, muy interesante la crema de leche frita con arroz con leche caramelizado, y fresco el melón cítrico.

Buenas las elaboraciones que acompañan el café, con una perla deliciosa, buena trufa de choco, y muy agradable el detalle del producto gallego con la bica y la orella de entroido.

La relación calidad-precio me parece estupenda, 48€ el menú por persona, bodega aparte, lo que permite volver a él sin que la cartera se resienta demasiado.

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