jueves, 1 de noviembre de 2007

Restaurante Pandemonium en Cambados


Por allí estuve en una cena para casi veinte personas durante el mes de octubre. Habíamos reservado el menú degustación, y las sensaciones fueron encontradas. Empezamos con una sopa de tomate, con esfera de acelga y zamburiñas, donde lo que estaba realmente buena era la sopa de tomate asado, aunque un poco forzada la nota de albahaca -por mi sin problemas, que me encanta-, después tomamos una versión de los huevos con patatas, con un huevo pasado por agua y puré de boletus, que estaba realmente beno. Seguimos con un pulpo cocido a baja temperatura, con espuma de pimentón y gelatina de su cocción. El pulpo realmente bueno, aunque la espuma no pegaba realmente con el buen trozo de pulpo que servían. Lo siguiente fue un sargo al horno, que no me resultó nada especial, y finalmente presa ibérica con espárrago y judía. La presa estaba muy poco cocinada, como si tratasen con carne de vacuno, y eso no me parece acertado. Tampoco me parecen ajustados los escasos acompañamientos del pescado -dos berberechos, agua de caldeirada y una mini-patata- y de la carne. Finalmente un buen sabor de boca con el postre de bizcocho caliente con helado de mandarina y oblea de chocolate blanco, realmente exquisito. Como la comida era concertada no pudimos recrearnos con la carta de vinos, pero pedimos un moscatel con el postre, que estaba bueno, pero fuera de temperatura.
En resumen, puede estar bien el probar el Pandemonium una vez, pero en Cambados, me sigo quedando con uno de mis favoritos, el Yayo Daporta (deliciosos los mejillones en tempura, y la tarrina de foie y calabaza)

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