viernes, 12 de septiembre de 2014

Restaurante Mar Azul, Tabarca

En la isla de Tabarca podemos encontrar una serie de restaurantes-chiringuitos en la misma orilla del Mediterráneo. No esperemos manteles de tela, ni copas de categoría o platos de cocina creativa. Aquí se viene a pasar el dia entre la playa (pedregosa, incluso parece artificial) y el mar, a disfrutar del ecosistema marino protegido, y, para romper la jornada, degustar un arroz de caldero en buena compañía.
En esta ocasión fuimos 6 adultos y 5 niños. Para los niños un par de raciones de calamares, y los adultos que las probaron, no fue mi caso, comentaban que estaban buenos. Rebozo ligero y nada aceitosos, no puedo hablar más que del aspecto. Posteriormente los niños se zamparon 3 raciones de paella, esta sí que la caté, un poco fuera de punto y demasiado cargada de tomate, pero de la que dimos buena cuenta.
En cuanto a los adultos, primero algo de tomate trinchado con salazones. El tomate con poco sabor, como si viniese de una cámara de tomates de invernadero marroquí, muy mejorable.
Entonces llegó el gran plato, un manjar del que no quisimos dejar ningún resto: el caldero de bogavante y gallineta. 
El caldo espectacular, sabroso, al punto de sazón, con intensidad de pescado, con aromas del bogavante, dejaba a las papas espectaculares.
El caldero con el arroz en su punto, bien de sazón, con socarrat al fondo (la otra vez que había tomado caldero no vi el socarrat). Pero como mejor estaba el plato era mezclando arroz, caldo y pescado, simplemente delicioso.
Lo regamos con un par de jarras de tinto de verano, alguna cerveza y dos botellitas de verdejo (hacía calor y debíamos reponer líquidos) El pan decente, tomate y alioli para acompañar. Después helados para los peques y café del tiempo para adultos. 
Nos salió por 300€ la comida, no es barato pero tampoco excesivamente caro.




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